La ciudad medieval francesa de Carcasona |
Toda la cultura europea durante la Edad Media tiene un acusado
carácter agrícola. La ciudad medieval es una ciudad amurallada que
aparece como lugar cerrado dentro del paisaje agrícola y forestal,
sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de los habitantes y
campesinos del entorno, a la vez que constituye el mercado dentro de
su área de influencia.
Tras
la caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras, aparecen en
occidente dos culturas importantes con concepciones totalmente
diferentes de ciudad: el mundo islámico y el mundo
cristiano, con la religión como centro de la civilización.
Ciudades cristianas
La Alta Edad Media está
caracterizada por las sucesivas oleadas de invasiones que se
sucedieron hasta el siglo X (los pueblos godos, germanos, musulmanes,
vikingos, húngaros), que continuaron el proceso de ruralización y
que imponen el feudalismo.
Las
villas medievales tuvieron sus orígenes en las formas de explotación
de los últimos tiempos del Imperio Romano y en las condiciones que
se produjeron a raíz de las invasiones. Durante aquellos tiempos
calamitosos, muchos pequeños propietarios prefirieron entregar su
tierra a algún propietario poderoso y convertirse en siervos de éste
a cambio de recibir su protección.
Así
se va imponiendo poco a poco la sociedad
feudal,
donde un señor, era el dueño de las tierras. Un
gran
señor podía tener bajo su poder a cientos de villas, mientras que
un feudo pequeño podía estar formado por una sola villa. La parte
mas importante de la villa estaba formada por la casa señorial que
muchas veces era un castillo fortificado.
Un vasallo arrodillado ante su señor realiza la inmixtio manum,
un ritual que simbolizaba la protección que iba a recibir de él
|
Pero
no sólo los señores feudales eran de condición laica, ya que
también la Iglesia podía poseer tierras; muchos señores feudales
también eran obispos.
Las
ciudades tenían órganos de gobierno.
Los
ayuntamientos, castillos y las catedrales eran los edificios más
importantes y eran el eje del gobierno de la ciudad, con lo cual los
nobles feudales y obispos eran los encargados de dirigir las
ciudades, prestaban homenaje a su rey y recaudaban impuestos.
Las
ciudades cristianas no eran demasiado grandes y no tenían una
desvinculación muy grande del campo, de hecho, muchos de sus
pobladores se dedicaban a tareas agrícolas. Esto se debe a que los
dos mundos, urbano y rural,
están muy vinculados ya que uno depende del otro.
Venecia creció gracias a la actividad comercial. |
Dentro
de la ciudad existía un derecho jurídico llamado fuero
que concedía a los villanos el privilegio de ciertos oficios,
exenciones y obligaciones fiscales, y la celebración de ferias y
mercados. Muchas veces se creaban ciudades donde la concesión de un
fuero presentase una ventaja sobre el medio rural y favoreciese a la
población de la urbe, tal es el caso de los cruces de caminos de los
grandes ejes económicos, como el Camino de Santiago, los ríos
navegables, la desembocadura o en el límite de la navegación, como
por ejemplo en torno al Sena o en el Rin.
La ciudad de León aprovechó la estructura romana. |
Las
viviendas: las
casas
son muy humildes y no tienen sistemas de saneamiento, por lo que la
vida se realiza en las calles y espacios públicos, como mercados,
iglesias y plazas que se construyen en algunos casos porticadas para
resguardar a la población de las inclemencias del tiempo.
Los barrios: dentro de las ciudades había segregación funcional. La ciudad estaba dividida en barrios y parroquias y en cada barrio o calle se agrupaban los diferentes oficios y gremios que controlaban la producción, la venta, los precios de los productos, la calidad y tenían ciertos privilegios. Hoy día existen calles como: la calle tinte, calle paños, calle zapateros, calle herreros; llamadas así por agrupar en el pasado a los distintos trabajadores de cada uno de los gremios en una calle determinada.
El mercado: en todas las ciudades se daba la existencia de plazas, en ellas se instalan los mercados y las ferias. En torno a la plaza se construían los edificios más importantes de la ciudad, como la Iglesia o la Catedral, el ayuntamiento, las casas gremiales, etc... Sin embargo el mercado no es permanente, el día a día de los ciudadanos estaba dedicado a cultivar la tierra y trabajar, y sólo en los días de fiesta se abrían los mercados. Aunque se podía ir a comprar los artículos de consumo a los productores, en sus barrios o calles.
Las murallas: el
rey castellano Alfonso
X El Sabio, definió la ciudad como un lugar cerrado por una muralla.
Desde este momento la mayoría de ciudades se amurallan, tanto por
motivos defensivos como con el fin de colocar una frontera
territorial y judicial para los distintos fueros.
También sirvieron para controlar la percepción de los impuestos de
paso: portazgos, pontazgos y derechos de almacenaje. La muralla ,que
al principio estaba un poco alejada de las casas para facilitar la
defensa, pronto fué alcanzada por los edificios que incluso se
podrían adosar a ella. La muralla imponía los límites de la
ciudad, por ello las calles se fueron estrechando y se hicieron más
irregulares, ya que todo el mundo quería vivir dentro para
aprovechar sus fueros y no tener que pagar cada vez que se entrara a
la ciudad. Aún así, cuando la ciudad no podía soportar más
población, continuaron construyendo barrios fuera del recinto
amurallado, llamados arrabales.
Los barrios: dentro de las ciudades había segregación funcional. La ciudad estaba dividida en barrios y parroquias y en cada barrio o calle se agrupaban los diferentes oficios y gremios que controlaban la producción, la venta, los precios de los productos, la calidad y tenían ciertos privilegios. Hoy día existen calles como: la calle tinte, calle paños, calle zapateros, calle herreros; llamadas así por agrupar en el pasado a los distintos trabajadores de cada uno de los gremios en una calle determinada.
El mercado: en todas las ciudades se daba la existencia de plazas, en ellas se instalan los mercados y las ferias. En torno a la plaza se construían los edificios más importantes de la ciudad, como la Iglesia o la Catedral, el ayuntamiento, las casas gremiales, etc... Sin embargo el mercado no es permanente, el día a día de los ciudadanos estaba dedicado a cultivar la tierra y trabajar, y sólo en los días de fiesta se abrían los mercados. Aunque se podía ir a comprar los artículos de consumo a los productores, en sus barrios o calles.
Murallas de la ciudad medieval de Ávila. |
Como
hemos dicho, en
teoría la idea de la ciudad en la Edad Media es ser ortogonal, pero
debido a las diversas ocupaciones
y a la organización inicial de cada núcleo, conforman, con el paso
del tiempo y la colmatación urbana, una ciudad irregular.
Con
todo esto, podemos señalar distintos tipos de planos
de las ciudades
medievales cristianas:
Lúbeck, modelo de ciudad medieval lineal. |
1.Las
ciudades lineales o de camino, que se caracterizaron por su arcaica
estructura: en ellas se confunden el camino y la calle. En estos
casos podemos empezar a hablar de ciudad con la construcción de
murallas y el trazado de calles perpendiculares a la principal.
2.Las
ciudades de planta rectangular, ortogonal o de bastidas, que presentaban ya una estructura más compleja de
carácter ortogonal. Además, estaban divididas en parroquias, y
presentaban cierta jerarquización social del espacio.
Ávila, modelo de ciudad rectangular. |
3.Las
ciudades circulares, que estarían en torno a un Castillo o en
algunos casos, a una iglesia parroquial o la Catedral, que afectan notablemente
al trazado de las calles haciéndolas circulares.
Aviñón, una ciudad circular, construida en torno al Castillo Palacio de los Papas |
Ciudad
islámica
Por otro lado tenemos las ciudades islámicas. En ellas, podríamos
observar a simple vista muchas diferencias con la anterior, las
cuales iremos señalando a continuación.
Modelo de ciudad medieval islámica. |
Desde las Alcazabas, que son
ciudadelas fortificadas con dependencias familiares en el interior,
(que pueden ser e ocasiones palacios) el califa o imán, sucesor del
Profeta, gobernaba la ciudad. Unía en él la autoridad
suprema y espiritual, y designaba también en cada ciudad, a los
ministros o visires, a los gobernadores, los comandantes en jefe, los
recaudadores de impuestos y hasta al cuerpo de policía (surta),
que velaba por el orden y protegía la ciudad de sus enemigos.
La civilización islámica consiste en un modelo urbano
formado por grandes ciudades a mucha distancia unas de otras,
conectadas entre si por medio de rutas de caravanas. El entorno
físico del mundo musulmán se desarrolla en lugares desérticos
donde llueve poco y el agua no abunda, así que la población se
agrupa en las ciudades. La escasez de agua hace que las ciudades se
asienten en lugares estratégicos, y en zonas con valles fértiles
donde desarrollan técnicas de regadío.
Caravana de dromedarios transportando sal, en Túnez. |
Al
califa
abasí al-Mansur (754-775) se le atribuye el dicho de que después de
la creación de la capital de su imperio en Bagdad, ya no existiría
"ningún impedimento más entre nosotros y China".
Puede parecer que las ciudades islámicas no tienen ningún orden
urbanístico aparente, pero si analizamos detenidamente su estructura
podemos encontrar diferentes elementos urbanísticos:
Las viviendas: la civilización Islámica tiene un carácter doméstico. La vida se desarrolla fundamentalmente en la casa. La familia y la casa son sagradas, el centro de las funciones. Las casas tienen un patio interior ajardinado, debido al calor, y dos tipos de estancias: las privadas o harén, y el salámlik en donde se reciben las visitas. Las funciones se desarrollan más en el interior y las calles tendrán una función de acceso a las viviendas. La casa es la matriz del tejido urbano y las calles el negativo. En cambio, para las ciudades cristianas, la calle es un espacio básico de convivencia.
Ilusración de un zoco medieval. |
Los barrios: muchas de estas calles forman barrios, que en algunas ocasiones pueden estar amurallados, separándolos de otros barrios de la ciudad con puertas que se cierran por la noche y los días de fiesta. No hay en la ciudad islámica plazas, ni edificios públicos y de diversión, como teatros y circos.
El mercado: el zoco, lugar del mercado, no se sitúa en una plaza si no que se emplazaba en un barrio con las mismas características que los demás; calles estrechas y tortuosas, incluso cubiertas para protegerse del sol. Al igual que ocurre en las ciudades cristinas, la segregación de oficios es muy visible, así hay barrios de carpinteros, tejedores, orfebres, zapateros… pero en este casi si se pueden observar tiendas de carácter permanente en las ciudades musulmanas, algo que no encontrabamos en las ciudades occidentales.
Alcazaba de Baños de la Encina (Jaen) podemos apreciar las filas de los cajones de tapial. Los agujeros (mechinales) que quedan son parte del encofrado de madera que se ha deteriorado. |
Las murallas: las ciudades medievales islámicas tienen muralla y por lo tanto tiene puertas en las que se pagan impuestos de paso por las mercancías. La muralla encierra la medina: la ciudad. Fuera de los muros se extienden arrabales que suelen estar especializados en oficios no deseados dentro de la ciudad, como los curtidores. Los musulmanes construyen los muros de manera diferente a los cristianos, en vez de construirlos con mampostería de piedra, los construyen con tapial. Hay muchas maneras de construir en tapial, pero una de las más comunes es con cal y canto, haciendo cajones de madera en los que iban poniendo capas de cal y otras de cantos con mortero que hacían de argamasa, y cada capa la iban apelmazando. Cuando se secaba, quitaban el cajón de madera y conseguían tener un bloque macizo.
El plano de las ciudades islámicas es muy complejo, debido a la función que desempeña la calle, que es de acceso. No existen prácticamente las calles ortogonales y casi no hay distinción entre calles principales y secundarias. Su forma de crear el trazado urbano es: primero las casas y luego las calles, al contrario que el sistema cristiano que harían primero las calles y luego las casas. Por tanto, el entramado irregular lo forman las casas que se van ampliando y van invadiendo las calles contiguas modificando su trazado, incluso cortando calles, y haciendo callejones sin salida. Pero lo que si que es cierto, es que hay ciertas calles que suelen ser más amplias; estas calles son las que desembocan en la Mezquita Alhama (principal) que facilita el tránsito de la población hacia el templo musulmán.
Los únicos lugares comunes en estas ciudades son los baños, el zoco
y la mezquita. Es por ello que en muchas ocasiones estos lugares
comunes se sitúan cerca de las puertas principales de la ciudad, el
más claro ejemplo son las Mezquitas Alhama, que atraerían a la
población tanto de dentro de la ciudad como de fuera cada viernes.
La medina de la ciudad de Guadix (Granada) en rojo y su Alcazaba en amarillo. |
Su población supera en mucho a las cristianas. Algunas de
ellas cuentan con más de 100.000 habitantes, y otras los 500.000,
tales son los casos de Córdoba, Bagdad, Damasco, Granada,
Fez o Marraquech.
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Que buen blog, muy util la información ! gracias
ResponderEliminarUna informacion excelente. Es de agradecer contar con este recurso. Gracias
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