sábado, 23 de marzo de 2013

Urbanismo Medieval

La ciudad medieval francesa de Carcasona
Toda la cultura europea durante la Edad Media tiene un acusado carácter agrícola. La ciudad medieval es una ciudad amurallada que aparece como lugar cerrado dentro del paisaje agrícola y forestal, sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de los habitantes y campesinos del entorno, a la vez que constituye el mercado dentro de su área de influencia.
Tras la caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras, aparecen en occidente dos culturas importantes con concepciones totalmente diferentes de ciudad: el mundo islámico y el mundo cristiano, con la religión como centro de la civilización.

Ciudades cristianas

La Alta Edad Media está caracterizada por las sucesivas oleadas de invasiones que se sucedieron hasta el siglo X (los pueblos godos, germanos, musulmanes, vikingos, húngaros), que continuaron el proceso de ruralización y que imponen el feudalismo.

Las villas medievales tuvieron sus orígenes en las formas de explotación de los últimos tiempos del Imperio Romano y en las condiciones que se produjeron a raíz de las invasiones. Durante aquellos tiempos calamitosos, muchos pequeños propietarios prefirieron entregar su tierra a algún propietario poderoso y convertirse en siervos de éste a cambio de recibir su protección.

Así se va imponiendo poco a poco la sociedad feudal, donde un señor, era el dueño de las tierras. Un gran señor podía tener bajo su poder a cientos de villas, mientras que un feudo pequeño podía estar formado por una sola villa. La parte mas importante de la villa estaba formada por la casa señorial que muchas veces era un castillo fortificado.
Un vasallo arrodillado ante su señor realiza la inmixtio manum,
un ritual que simbolizaba la protección que iba a recibir de él

Pero no sólo los señores feudales eran de condición laica, ya que también la Iglesia podía poseer tierras; muchos señores feudales también eran obispos.

Las ciudades tenían órganos de gobierno. Los ayuntamientos, castillos y las catedrales eran los edificios más importantes y eran el eje del gobierno de la ciudad, con lo cual los nobles feudales y obispos eran los encargados de dirigir las ciudades, prestaban homenaje a su rey y recaudaban impuestos.

Las ciudades cristianas no eran demasiado grandes y no tenían una desvinculación muy grande del campo, de hecho, muchos de sus pobladores se dedicaban a tareas agrícolas. Esto se debe a que los dos mundos, urbano y rural, están muy vinculados ya que uno depende del otro.

Venecia creció gracias a la actividad comercial.
En la baja Edad Media la situación variará. Las Cruzadas acercan a occidente y oriente, lo que favorecerá al comercio. Esto supondrá que las ciudades dejen de ser autárquicas y autosuficientes para pasar a comerciar y especializarse. Todo este proceso comenzó en Italia, donde llegaban productos de oriente, como la seda y las especias. Allí, la cantidad de bienes traídos desde oriente llego a ser tan grande que el comercio se fue extendiendo hasta cruzar los Alpes.

Un segundo sistema de comercio internacional se desarrolló en los mares del norte, de modo que la lana inglesa y paños flamencos eran llevados en barco por el Mar del Norte y el Mar Báltico a los puertos escandinavos y bálticos donde eran intercambiados por cueros, pieles, granos y madera.

Dentro de la ciudad existía un derecho jurídico llamado fuero que concedía a los villanos el privilegio de ciertos oficios, exenciones y obligaciones fiscales, y la celebración de ferias y mercados. Muchas veces se creaban ciudades donde la concesión de un fuero presentase una ventaja sobre el medio rural y favoreciese a la población de la urbe, tal es el caso de los cruces de caminos de los grandes ejes económicos, como el Camino de Santiago, los ríos navegables, la desembocadura o en el límite de la navegación, como por ejemplo en torno al Sena o en el Rin.

La ciudad de León aprovechó la estructura romana.
Los elementos urbanísticos de estas ciudades van a ser heredados de los romanos y griegos. Se caracterizan por estar amuralladas, sus calles estaban organizadas de forma ortogonal, a pesar de que en algunas ocasiones se adaptaban al terreno y pueden parecer irregulares.

Las viviendas: las casas son muy humildes y no tienen sistemas de saneamiento, por lo que la vida se realiza en las calles y espacios públicos, como mercados, iglesias y plazas que se construyen en algunos casos porticadas para resguardar a la población de las inclemencias del tiempo.

Los barrios: d
entro de las ciudades había segregación funcional. La ciudad estaba dividida en barrios y parroquias y en cada barrio o calle se agrupaban los diferentes oficios y gremios que controlaban la producción, la venta, los precios de los productos, la calidad y tenían ciertos privilegios. Hoy día existen calles como: la calle tinte, calle paños, calle zapateros, calle herreros; llamadas así por agrupar en el pasado a los distintos trabajadores de cada uno de los gremios en una calle determinada.

El mercado: e
n todas las ciudades se daba la existencia de plazas, en ellas se instalan los mercados y las ferias. En torno a la plaza se construían los edificios más importantes de la ciudad, como la Iglesia o la Catedral, el ayuntamiento, las casas gremiales, etc... Sin embargo el mercado no es permanente, el día a día de los ciudadanos estaba dedicado a cultivar la tierra y trabajar, y sólo en los días de fiesta se abrían los mercados. Aunque se podía ir a comprar los artículos de consumo a los productores, en sus barrios o calles.


Murallas de la ciudad medieval de Ávila.
Las murallas: el rey castellano Alfonso X El Sabio, definió la ciudad como un lugar cerrado por una muralla. Desde este momento la mayoría de ciudades se amurallan, tanto por motivos defensivos como con el fin de colocar una frontera territorial y judicial para los distintos fueros. También sirvieron para controlar la percepción de los impuestos de paso: portazgos, pontazgos y derechos de almacenaje. La muralla ,que al principio estaba un poco alejada de las casas para facilitar la defensa, pronto fué alcanzada por los edificios que incluso se podrían adosar a ella. La muralla imponía los límites de la ciudad, por ello las calles se fueron estrechando y se hicieron más irregulares, ya que todo el mundo quería vivir dentro para aprovechar sus fueros y no tener que pagar cada vez que se entrara a la ciudad. Aún así, cuando la ciudad no podía soportar más población, continuaron construyendo barrios fuera del recinto amurallado, llamados arrabales.

Como hemos dicho, en teoría la idea de la ciudad en la Edad Media es ser ortogonal, pero debido a las diversas ocupaciones y a la organización inicial de cada núcleo, conforman, con el paso del tiempo y la colmatación urbana, una ciudad irregular.

Con todo esto, podemos señalar distintos tipos de planos de las ciudades medievales cristianas:

Lúbeck, modelo de ciudad medieval lineal.
1.Las ciudades lineales o de camino, que se caracterizaron por su arcaica estructura: en ellas se confunden el camino y la calle. En estos casos podemos empezar a hablar de ciudad con la construcción de murallas y el trazado de calles perpendiculares a la principal.


2.Las ciudades de planta rectangular, ortogonal o de bastidas, que presentaban ya una estructura más compleja de carácter ortogonal. Además, estaban divididas en parroquias, y presentaban cierta jerarquización social del espacio.
Ávila, modelo de ciudad rectangular.

3.Las ciudades circulares, que estarían en torno a un Castillo o en algunos casos, a una iglesia parroquial o la Catedral, que afectan notablemente al trazado de las calles haciéndolas circulares.
Aviñón, una ciudad circular, construida en torno al Castillo Palacio de los Papas
En cuanto a población, las ciudades cristianas no eran demasiado grandes. La mayoría no supera los 15.000 habitantes. Algunos ejemplos de ciudades de este tipo son: Constantinopla (seguía siendo la ciudad más poblada cristiana por encima de Paris o Roma), Venecia, Pisa, Lübeck, Colonia, Brujas, Marsella y Valladolid.


Ciudad islámica

Por otro lado tenemos las ciudades islámicas. En ellas, podríamos observar a simple vista muchas diferencias con la anterior, las cuales iremos señalando a continuación.

Modelo de ciudad medieval islámica.
La sociedad en el Islam poco ha cambiado desde la Edad Media, ya que hoy en día su código civil sigue siendo el Corán. Se trata de una sociedad en la que no hay ciudadanos, sino que hay creyentes, lo cual es algo muy significativo, puesto que la religión siempre está ligada al poder y al dominio. En el mundo cristiano están claramente separados, el Papa es la cabeza de la Iglesia y los Reyes y señores se encargan del gobierno. En el mundo musulmán, sin embargo, estos dos poderes siempre van de la mano.

Desde las Alcazabas, que son ciudadelas fortificadas con dependencias familiares en el interior, (que pueden ser e ocasiones palacios) el califa o imán, sucesor del Profeta, gobernaba la ciudad. Unía en él la autoridad suprema y espiritual, y designaba también en cada ciudad, a los ministros o visires, a los gobernadores, los comandantes en jefe, los recaudadores de impuestos y hasta al cuerpo de policía (surta), que velaba por el orden y protegía la ciudad de sus enemigos.

La civilización islámica consiste en un modelo urbano formado por grandes ciudades a mucha distancia unas de otras, conectadas entre si por medio de rutas de caravanas. El entorno físico del mundo musulmán se desarrolla en lugares desérticos donde llueve poco y el agua no abunda, así que la población se agrupa en las ciudades. La escasez de agua hace que las ciudades se asienten en lugares estratégicos, y en zonas con valles fértiles donde desarrollan técnicas de regadío.

Caravana de dromedarios transportando sal, en Túnez.
Desde un principio el mundo musulmán estuvo integrado en la red del comercio mundial, siendo el punto intermedio entre el mundo Mediterráneo y el asiático. Las caravanas viajaban de un lado al otro del mundo y realizaban los intercambios en los zocos de las ciudades. Cuando Mahoma comienza a predicar el Islam, el comercio se expande enormemente y los comerciantes musulmanes encontrarán su camino en las remotas zonas del mundo entonces conocido.

Al califa abasí al-Mansur (754-775) se le atribuye el dicho de que después de la creación de la capital de su imperio en Bagdad, ya no existiría "ningún impedimento más entre nosotros y China".

Puede parecer que las ciudades islámicas no tienen ningún orden urbanístico aparente, pero si analizamos detenidamente su estructura podemos encontrar diferentes elementos urbanísticos:


Las viviendas: la civilización Islámica tiene un carácter doméstico. La vida se desarrolla fundamentalmente en la casa. La familia y la casa son sagradas, el centro de las funciones. Las casas tienen un patio interior ajardinado, debido al calor, y dos tipos de estancias: las privadas o harén, y el salámlik en donde se reciben las visitas. Las funciones se desarrollan más en el interior y las calles tendrán una función de acceso a las viviendas. La casa es la matriz del tejido urbano y las calles el negativo. En cambio, para las ciudades cristianas, la calle es un espacio básico de convivencia.

Ilusración de un zoco medieval.

Los barrios: muchas de estas calles forman barrios, que en algunas ocasiones pueden estar amurallados, separándolos de otros barrios de la ciudad con puertas que se cierran por la noche y los días de fiesta. No hay en la ciudad islámica plazas, ni edificios públicos y de diversión, como teatros y circos.

El mercado: el zoco, lugar del mercado, no se sitúa en una plaza si no que se emplazaba en un barrio con las mismas características que los demás; calles estrechas y tortuosas, incluso cubiertas para protegerse del sol. Al igual que ocurre en las ciudades cristinas, la segregación de oficios es muy visible, así hay barrios de carpinteros, tejedores, orfebres, zapateros… pero en este casi si se pueden observar tiendas de carácter permanente en las ciudades musulmanas, algo que no encontrabamos en las ciudades occidentales.
Alcazaba de Baños de la Encina (Jaen) podemos apreciar las
 filas de los cajones de tapial. Los agujeros (mechinales)
que quedan son parte del encofrado de madera que se ha deteriorado.

Las murallas: las ciudades medievales islámicas tienen muralla y por lo tanto tiene puertas en las que se pagan impuestos de paso por las mercancías. La muralla encierra la medina: la ciudad. Fuera de los muros se extienden arrabales que suelen estar especializados en oficios no deseados dentro de la ciudad, como los curtidores. Los musulmanes construyen los muros de manera diferente a los cristianos, en vez de construirlos con mampostería de piedra, los construyen con tapial. Hay muchas maneras de construir en tapial, pero una de las  más comunes es con cal y canto, haciendo cajones de madera en los que iban poniendo capas de cal y otras de cantos con mortero que hacían de argamasa, y cada capa la iban apelmazando. Cuando se secaba, quitaban el cajón de madera y conseguían tener un bloque macizo.

El plano de las ciudades islámicas es muy complejo, debido a la función que desempeña la calle, que es de acceso. No existen prácticamente las calles ortogonales y casi no hay distinción entre calles principales y secundarias. Su forma de crear el trazado urbano es: primero las casas y luego las calles, al contrario que el sistema cristiano que harían primero las calles y luego las casas. Por tanto, el entramado irregular lo forman las casas que se van ampliando y van invadiendo las calles contiguas modificando su trazado, incluso cortando calles, y haciendo callejones sin salida. Pero lo que si que es cierto, es que hay ciertas calles que suelen ser más amplias; estas calles son las que desembocan en la Mezquita Alhama (principal) que facilita el tránsito de la población hacia el templo musulmán.
Murallas de Marraquech con más de 18 km de longitud defendían toda la ciudad.

Los únicos lugares comunes en estas ciudades son los baños, el zoco y la mezquita. Es por ello que en muchas ocasiones estos lugares comunes se sitúan cerca de las puertas principales de la ciudad, el más claro ejemplo son las Mezquitas Alhama, que atraerían a la población tanto de dentro de la ciudad como de fuera cada viernes.

La medina de la ciudad  de Guadix (Granada) en rojo y su Alcazaba en amarillo. 
También la Alcazaba juega un papel fundamental en el plano de las ciudades islamicas, siempre se situaría en la parte más alta, y al mismo tiempo, más fácil de defender. Esta Alcazaba tiene su propia muralla, como si se tratase de un barrio aparte del resto de la ciudad, por tanto la Alcazaba no es solo un castillo, sino que es una ciudadela, que tiene todos los servicios en su interior, tales como mezquita, baños, y viviendas para la población. Lo que la distingue de otros barrios de la ciudad es que es el lugar donde se asienta el poder.

Su población supera en mucho a las cristianas. Algunas de ellas cuentan con más de 100.000 habitantes, y otras los 500.000, tales son los casos de Córdoba, Bagdad, Damasco, Granada, Fez o Marraquech.


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2 comentarios:

  1. Que buen blog, muy util la información ! gracias

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  2. Una informacion excelente. Es de agradecer contar con este recurso. Gracias

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